Tras la publicación de un informe de Foodwatch, organización que vigila la calidad de los alimentos y bebidas que consumen los alemanes, el Gobierno ha decidido actuar
- Fuente: Enrique Müller, EL PAÍS, 17-10-2018
Hace dos años, Foodwatch, una organización no gubernamental que vigila la calidad de los alimentos y bebidas que consumen los alemanes, bebés y niños incluidos, publicó un informe que alertó a las autoridades: el 15% de los niños tiene sobrepeso, el 6% es obeso y, a causa de la mala alimentación, corren el riesgo de contraer enfermedades como diabetes, problemas articulares, hipertensión arterial y enfermedades cardíacas.
Según Foodwatch, la razón más importante del problema de la obesidad es que los niños ingieren la comida equivocada. Comen demasiados dulces, carnes grasosas y beben demasiada limonada azucarada gracias a una “pérfida” campaña publicitaria de la industria, que obliga a los niños a consumir comida chatarra
«Los políticos no deben seguir observando cómo la industria alimentaria contribuye a la malnutrición infantil con sus métodos de comercialización”, señalaba el informe de Foodwatch. “La comercialización dirigida a los niños solo debe permitirse para alimentos saludables. La OMS ha presentado incluso un modelo detallado de valor nutritivo para tales restricciones publicitarias. El Gobierno Federal debe poner esto en práctica de una vez para siempre!”.
El Gobierno germano tardó dos años en reaccionar a la sugerencia de Foodwatch. El viernes pasado, la ministra de Agricultura y Nutrición, Julia Klöckner (CDU), prometió, desde las páginas del periódico BILD, que desea eliminar gradualmente los ingredientes edulcorantes del té infantil para finales de 2019. “Los productos para nuestros pequeños son particularmente importantes para mí. Por lo tanto, quiero prohibir legalmente el azúcar adicional y otros ingredientes edulcorantes en los tés para bebés y niños”, dijo la ministra, quien también desea presionar a la Comisión Europea para que prohíba las galletas infantiles dulces.
“Esta es una cuestión de regulación de la Unión Europea. Aquí también exigiré el mismo enfoque: prohibir la adicción del azúcar e ingredientes edulcorantes”, prometió la ministra.
Para culminar con éxito su cruzada contra el azúcar en la dieta de los niños, la ministra logró alcanzar un acuerdo voluntario con la industria alimentaria sobre la reducción de grasas, azúcar y sal en los productos terminados. Es un hito que hemos alcanzado porque nunca antes había ocurrido. La industria ha prometido tomar medidas muy concretas para lograr una alimentación más sana y, por primera vez, reconocer que forma parte del problema y que debe formar parte de la solución”, dijo la ministra.
Pero el acuerdo voluntario fue duramente criticado por Foodwatch. “En lugar de responsabilizar finalmente a la industria, la ministra solo se basó en el voluntarismo. Ese acuerdo está condenado al fracaso”, señaló este miércoles la organización. «Es ridículo lo que la señora Klöckner vende como un gran hito. El llamado acuerdo deja en principio en manos de las propias empresas la decisión de qué objetivos se fijan para promover una dieta sana», advirtió Foodwatch. “La señora Klöckner se ha puesto del lado del lobby del azúcar»
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